EL HONESTO LEÑADOR

Hace millones y millones de años, en Bulgaria, un pobre leñador llamado Peter, el era muy honesto, tenía ojos cansados, una pequeña nariz, tez morena como el chocolate, una sonrisa de oreja a oreja, pelo alborotado y rebelde, pequitas rojizas por toda su cara, dientes pequeños y mal colocados, también tenía pestañas tan largas como la rama de un árbol y cejas pobladas.También tenía una preciosa mujer llamada Ángela, ella era bajita, al igual que todos sus hijos, con pelo rubia y a la altura del hombro y además siempre llevaba un vestido de colores y a veces un lazo en la cintura. Tambíen tenía nueve hijos hambrientos, todos ellos se parecían a su padre de tez morena y pequeña nariz.

Toda la familia vivía en una casita abandonada a  las afueras del pueblo, tenía todas las ventanas rotas y grafities alrededor de ella. Tenía una vieja puerta que chirriaba como una silla al arrastrase por el suelo al abrirla.El pueblo se llamaba Varna, tenía un gran castillo, amarillento con cinco cúpulas de color marrón sucio por el paso del tiempo. Allí vivía el rey Alejandro Rúmon. En el pueblo había unos cien habitantes, eso quiere decir que era un pueblo pequeñito.

Todos los dìas Peter iba y volvía del pueblo para vender leña y así conseguir dinero para su familia. Había días en os que no vendía nada y otros en los que vendía todo y tenía que ir a su casa a por más leña para poder venderla.

Pasados cinco días Peter iba hacia el pueblo, como de costumbre, y se encontró una bolsa que decidido abrió, dentro se encontró muchísimos doblones de oro que comenzó a contar, se dio cuenta de que había cien doblones de oro, al principio pensó en todo lo que podría hacer con ellos, pero luego pensó que esos doblones tendrían un dueño, entonces decidió guardárselos sin decírselo a nadie hasta encontrar al dueñ. siguió su camino hasta llegar al pueblo y ese mismo día no vendió nada, llegó a casa al atardecer y sin decirle nada sobre los cien doblones de oro  a su mujer le explicó:

-Lo siento,pero hoy, no he podido vender nada.

La mujer le contó:

-No pasa nada, sobró un poco de pan de la cena de ayer.

Algunos comieron cinco migas de pan, los que tuvieron suerte comieron más, ya que comieron siete migas.

Al día siguiente, Peter se levantó muy temprano para poder venderlo todo, nada más entrar al pueblo se encontrá a un señor repitiendo:

-¡Busco doblones de oro!¡se me han perdido!

Pues Peter la dijó:

-Tome señor, puede que esta bolsa sea la que busca.

El señor empezó a contar el dinero, de repente le gritó:

-¡Aquí hay cien doblones de oro!¡Yo tenía 130!

Como no, el señor estaba mintiendo, en realidad solo tenía cien doblones de oro, Peter intentando defenderse le contestó:

-Señor, yo le juro que solo había cien doblones de oro, los conté y todo.

El señor, le amenazó diciéndole:

-Te voy a llevar con el rey, Alejandro Rúmon.

Y le llevó.

Cuando llegó al castillo. El señor le explicó a el rey todo lo que había pasado.

El rey tuvo una idea y les contó:

-A ver, ya que hemos visto que esa no es su bolsa, tú señor seguirás buscando la bolsa hasta que la encuentres.

-¿Y yo, rey?

-Tú, Peter, por haber sido tan honesto y aparte de ser pobre dar los doblones de oro en vez de quedartelos como un avaricioso, cada mes te regalaré cinco doblones de oro y así podrás dar de comer a tú familia.

Al final,después de un año, Peter podía dar de desayunar, comer y cenar, a toda su dulce familia,como una familia normal.